Félix Albo | #lunesdeperita: JORNADA
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#lunesdeperita: JORNADA

#lunesdeperita: JORNADA

#lunesdeperita
Cada semana una nueva historia rondando a una palabra concreta.

 La definición la tomamos de la página oficial de la rae.es.

Abajo tienes el botón. Si te gusta, compártela con quien creas que le puede interesar.

 Es para ti, para mí, para quien tú quieras.


 JORNADAperita.face_

(Quizá del prov. jornada, y este del lat. diurnus, propio del día).
1. f. día (‖ período de tiempo que equivale a 24 horas). Los más importantes acontecimientos de la jornada.
2. f. Tiempo de duración del trabajo diario.
3. f. Camino que se anda regularmente en un día de viaje.
4. f. Camino o viaje, aunque pase de un día.
5. f. Expedición militar.
6. f. Época veraniega en que oficialmente se traslada el cuerpo diplomático a residencia distinta de la capital, y también algún ministro, para mantener las relaciones con aquel.
7. f. En la obra escénica, cada uno de sus actos.
8. f. Tránsito del alma de esta vida a la eterna.
9. f. Tiempo de la vida y fin de ella.
10. f. Viaje que los reyes hacían a los sitios reales.
11. f. Tiempo que residían en alguno de estos sitios.
12. f. Impr. Tirada de unos 1500 pliegos que se hacía antiguamente en un día.
13. f. desus. Lance, ocasión, circunstancia.
14. f. desus. jornal (‖ estipendio del trabajador).
15. f. pl. Reunión o congreso, normalmente monográfico y de corta duración. Jornadas sobre el medio ambiente.

MUERTE DE UN LECTOR .félixalbo

Desde que mi padre supo lo de su enfermedad, decidió compartir en voz alta sus libros preferidos.
Le habían dicho que tenía cuatro, cinco meses quizá. Al final se ha ido antes de que llegara a cuatro.
Un día interrumpió su lectura y me dijo: Este es uno de mis libros preferidos. ¿Te gusta?
Sí –le dije-, me gusta mucho. También es uno de mis preferidos. Era Danny, el campeón del mundo, de Roald Dahl.
La mejor compañía para un viaje –siguió– es la persona que más amas. Si esta no te puede acompañar, puedes elegir entre tus amistades, tu familia, tus intereses, dejar que el viaje mismo te ofrezca compañía o incluso aprovechar para disfrutar escuchando tu propia voz. En cualquiera de las opciones, incluida la óptima, para asegurarte un buen viaje es mejor que te lleves un buen libro. El libro acompaña en la soledad y mejora a la compañía. El libro llena, redondea, provoca, propone, pausa y activa.
El viaje para el que me estoy preparando será mi viaje más largo. ¿Me dejas que lleve este libro?
Me puse a llorar.
No te pongas así, mi niña -sonrió-. Es broma, no me lo voy a llevar. No me llevo nada, ni libros, ni sueños, ni música, ni rencor alguno.
No lloro por el libro -le contesté-. Lloro porque no quiero que hagas este viaje, papá.
Iluminó su cara con una sonrisa. Hay viajes que uno nunca quiere hacer, pero cada viaje es un regalo, una oportunidad, así que hay que darle la vuelta para encontrarle el gusto, aunque tengas que ponerlo todo patas arriba. Y siguió leyendo.
A los dos meses tenía pocas fuerzas y las guardaba para leer. Susurraba los textos que casi se sabía de memoria. Había fragmentos que no le entendíamos, pero nosotras también nos los sabíamos. Le sentíamos disfrutar. Disfrutábamos con esa voz saltando la vida de renglón en renglón.
Ayer por la mañana nos llamó con un timbre que le habíamos puesto en la cama. Siento que me voy ya -nos dijo-. Se me acaba la jornada. Comienzo otro viaje.
Me dio un beso. Un beso en la frente. Hizo un gesto a mi madre para que se sentara sobre el borde de la cama, de manera que él pudo descansar la cabeza sobre su regazo y a mí, me dio un libro. Este libro. Nuestro libro favorito.
Tenía un papel marcando esta página en la que a lápiz había señalado dónde debía comenzar a leer, así que, mientras mi madre comenzó a acariciarle el pelo, arranqué a leer mirándolos.
Las letras me bailaban en las lágrimas. Él tenía cerrados los ojos.
Tomó aire. Tomó aire con fuerza para sonreír y, sonriendo se despidió de todo lo que había vivido.
He vivido aquello que he vivido y todo lo que he leído, así que he vivido mucho y todo -decía siempre.
Mi madre me miró. Lloraba tranquila.
Yo seguí leyendo:
…Alargué el brazo y deslicé mi mano en la suya. Mi padre cerró sus largos dedos en torno a mi puño y lo mantuvo apretado. Seguimos andando hacia el pueblo, donde pronto estaríamos los dos…

Me ha sorprendido la cantidad de acepciones que tiene la palabra elegida.
Para el cuento de hoy, me han rondado la 4ª, la 8ª, la 9ª.
Y me han rondado muchos libros también. Es asombroso descubrir los libros que nos habitan.
Son puertas a la memoria. Recuerdas un libro y a partir de ahí te puedes pasar horas enzarzado 
en los borbotones del recuerdo.

¿Cuáles son tus libros? ¿Cuál sería ese que legarías desde el amor y el convencimiento?
¿Qué libro te gustaría escuchar para acabar tu jornada?

Feliz lectura.
Feliz semana.

Félix Albo

 

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