#lunesdeperita

Cada semana una nueva historia rondando a una palabra concreta.

 La definición la tomamos de la página oficial de la rae.es.

La sugerencia de la palabra de algún texto leído, o susurrada por el aire o leída en el twitter de @raepoetica,

 Es para ti, para mí, para quien tú quieras.

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HUECO · félixalbo

Te despiertas. Así, sin más, te despiertas. Quedas con los ojos abiertos, mirando hacia el techo relumbrado por las luces de la calle. No se oye nada. Prestas atención, pero no se oye absolutamente nada. Decides, sin pensar, levantarte.

Pones un pie sobre el suelo. Sientes su textura, su temperatura. Al poner el otro pie, toda la sensación se complementa. Te levantas y caminas.

Cada paso lento se alarga, quizá por la consciencia de tus movimientos. Es una sensación extraña, además porque no se oye nada. Nada de nada.

Subes los dos pequeños escalones de madera para abrir la puerta y salir a la terraza. Es pequeña también, pero desde ella, el mundo te aguarda. Abres esa puerta y sales. Y sí, aguarda, pero en absoluto silencio. Tus pies se estremecen por el frío del suelo de barro. Y aún más, te estremeces sin falta por el atronador silencio.

No se oye nada. Nada. Nada de viento. Nada de nadie que pase; ni moto, ni gato, ni tos. Nada de noche. Nada de carretera, ni vía, ni cielo. Nada. Nada de nada.

Vacío.

Así te sientes. Te agarras a la barandilla y sientes que estás en el borde de un abismo. En el mismo borde de tu propio abismo. Frío y vértigo te recorren a sus anchas. Te sientes grande, enorme y hueco.

De repente, abres los ojos. Quedas mirando al techo, con rastros de luz de la noche.

No se oye nada. Nada de nada.

Te giras y ahí está el otro hueco. Un hueco que conecta con el tuyo, formando una cueva profunda y deshabitada, un canal sin agua ni viento. Una ausencia. Un no está. Un se ha ido.

Cierras los ojos y, ahora sí, tu vida vuelve a sonar, desde dentro hasta tus lágrimas.